Las últimas noticias relacionadas con la retirada de microperlas de polietileno y polipropileno de los productos cosméticos y cuidado personal provienen de Australia. En una declaración conjunta, con fecha del pasado 21 de noviembre, Australasia (Asociación de la industria australiana para la higiene, cosmética y productos especializados) anunció que los operadores locales han unido fuerzas para eliminar gradualmente el uso de microperlas de polietileno a finales del año 2017. El acuerdo dice que esta decisión refleja dos factores. Por un lado, la importancia de proteger el medio ambiente para la industria australiana. Por otro lado, la necesidad de adaptarse a las exigencias del mercado, como ya ha sucedido en algunos estados americanos que valoran la posibilidad de prohibir esas sustancias.

Australia sigue el ejemplo de varios estados americanos como Illinois y New Jersey

Este verano, Illinois adoptó una legislación vinculante en esta materia con el consenso del Gobierno Federal de los Estados Unidos. En agosto, el Consejo de Gobiernos Estatales Centro de Justicia (Council of State Governments), una organización nacional sin ánimo de lucro que sirve a los responsables políticos a nivel local, estatal y federal de todos los poderes del Estado, abanderó una proposición de ley dirigida al estado de Illinois a su informe anual de sugerencias legislativas (Suggested State Legislation). Se trata de una organización que monitoriza y presta atención a novedades legislativas para un estado pero también beneficiosas para otros. Una decisión que aplaudieron desde la principal asociación que representa a la industria de productos de cuidado personal, conocida como Personal Care Products Council, y que contaría con el apoyo de la industria nacional de productos de cuidado personal.

Fuentes de Personal Care Products Council recalcaron la urgencia de desarrollar políticas, por parte de todas las empresas y negocios de la comunidad, que contribuyeran a eliminar los residuos plásticos en canales y ríos. Soluciones -insistieron- efectivas y reales bajo el auspicio de expertos científicos. Así pues, ya se ha establecido la eliminación progresiva de estas microesferas en los procesos de fabricación y venta, en productos de cuidado personal, en diciembre del año 2017. Así se especifica en la legislación del estado de Illinois, con el apoyo de las entidades americanas mencionadas.

El pasado 18 de septiembre, el Senado del estado de Nueva Jersey (Estados Unidos) aprobó el texto final de la Propuesta de Ley A3083 Diegnan Moriarty. Una proposición de ley que prohíbe la fabricación de cosméticos y productos de cuidado personal que contengan estas partículas de plástico a partir de enero del año 2018. Y la venta y/o promoción de dichos productos en el mercado a partir de enero del año 2019.

Nueva York sentó el precedente, para dichos estados americanos, a mediados del pasado mes de febrero. El fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman, y un legislador del estado anunciaron una iniciativa pionera en Estados Unidos para prohibir las microperlas de plástico debido a la contaminación que generan. El proyecto de ley, anunciado por Schneiderman y el asambleísta estatal Robert Sweeney, buscaba prohibir la venta de productos con esas diminutas partículas de plástico en la Gran Manzana.

Unas partículas que no se desintegran y acumulan residuos dañinos para el medio ambiente

Las microperlas de plástico se emplean en cosmética y productos de cuidado personal -mascarillas faciales exfoliantes, jabones líquidos corporales, jabones para las manos y pasta de dientes- debido a sus propiedades exfoliantes. Estas partículas de plástico reemplazan a productos abrasivos naturales, como cáscara de nuez molida o sal marina. Sin embargo, las microperlas de plástico no son biodegradables. Estas partículas van a parar al desagüe y los sistemas de alcantarillado, pero escapan al tratamiento de las plantas de aguas residuales. Por eso acaban en los ríos, lagos y océanos. Allí permanecen durante siglos, acumulando sustancias tóxicas sobre la superficie marina. Su presencia en estos hábitats amenaza a las especies autóctonas y también a la salud pública de los seres humanos.









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