El primer jueves de cada mes, el Salon Kink recibe aquellos clientes, sobre todo niños, con desórdenes sensoriales, discapacidades o necesidades que requieren algún cuidado extra. Cada cita dura una hora, periodo en el que se elimina cualquier ruido extra y se mantiene un ambiente tranquilo y relajado, pensando en la clientela. Los ingresos que se perciben con cada corte de pelo se donan a organizaciones benéficas locales.

Alta demanda de peluquería para clientes con necesidades especiales

Los impulsores de esta iniciativa fueron la propietaria del Salon Kink, Belinda Novelli, el propio Brian López y la peluquera júnior Sabrina Solorzano. Todos ellos reconocen que existe una demanda, cada vez mayor, de brindar apoyo a niños con necesidades especiales. Visto el éxito de la iniciativa, se proponen dedicar más días, a lo largo del mes, a clientes con desórdenes sensoriales.

En el ajetreo de un salón, es fácil perder la concentración a la hora de ofrecer atención extra a clientes con necesidades especiales. Años atrás, López trabajó como voluntario con niños en el desarrollo de programas escolares locales, lo que le permitió llegar a una conclusión: buena parte de los pequeños tenían miedo de cortarse el pelo. Gracias a esta experiencia descubrió que lo más importante era que esos niños se sintieran cómodos.

Los clientes con necesidades especiales no son los únicos beneficiados de esta iniciativa. El peluquero y director de marketing del Salon Kink admite que también ha ganado mucha experiencia al respecto. López espera poder seguir proporcionando el mejor ambiente para los niños en el salón y ayudar a otros estilistas, dentro de la industria, a reconocer la importancia de cubrir las necesidades de la clientela que precisa una atención extra.









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