La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) llevó a cabo, el 23 de febrero, un punto de encuentro en torno al Tratado de Libre Comercio (TTIP). Un acuerdo cuya permisividad facilita la comercialización de cosméticos estadounidenses sobre los "que hay dudas" en la UE, según Francisco Fonseca, director de la representación de la Comisión Europea en España. La OCU también entrevistó a la europarlamentaria de Podemos, Lola Sánchez.

Fonseca trató el capítulo del libre comercio de cosméticos, uno de los que más ha dado que hablar. Desde la OCU le preguntaron cómo se crea un mercado único con marcos reguladores diferentes; el representante de la Comisión Europea advierte que los cosméticos prohibidos se podrían llegar a vender en la UE. Por ejemplo, en el caso de un ingrediente para maquillaje, del que no hay evidencias científicas, pero existen dudas. En Estados Unidos sí lo utilizan porque no han constatado problemas médicos vinculados con el mismo. En este caso se plantearían soluciones como hacer constar que dicho producto americano entra sin barreras, en el etiquetado.

Otro aspecto a tratar son las posibles divergencias científicas acerca de algún componente que no dé alergias, pero existen dudas. En este caso, se le pasa la responsabilidad al consumidor. Éste puede elegir entre el producto con ese ingrediente u otro que no lo tenga, aunque sea más caro.

¿Demasiada tolerancia?

Según la OCU, Europa prohíbe 1.328 sustancias, mientras que únicamente se considera así a 11 en Estados Unidos, en el ámbito de los cosméticos. Por lo tanto, desde la organización barajan que Bruselas podría negociar con Washington la posibilidad de tolerar la comercialización de miles de bienes vetados hasta la fecha en la UE. El consumidor sería quien decidiría su compra o no, siempre que apareciera correctamente etiquetado.

De ser así, se trascendería lo normativo. Y se acabaría con el Principio de Precaución que rige la Unión Europea. Esta resolución avala las medidas protectoras ante las sospechas fundadas sobre algunos productos o tecnologías que supongan un riesgo elevado para la salud pública o el medio ambiente. Ante la duda, Europa sigue la norma del veto comercial. Tras las entrevistas realizadas por la OCU, este procedimiento podría cambiar.

Por su parte, Lola Sánchez, eurodiputada de Podemos asegura que Europa sale perdiendo, ya que aquí se funciona de forma más estricta.

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